sábado, 29 de diciembre de 2007

Todo se transforma

Cuando se juntan la simpleza y el amor, la piel se eriza mientras las melodías del corazón hacen honor a esa simpleza y a ese amor. Inspirada en la teoría que versa que en cuarto cerrado nada se pierde, sino que todo se transforma, Jorge Drexler dibuja un mapa imaginario que nos lleva desde un lejano rincón a través del vuelo del viento, pasando por cada lugar (imaginario o real) donde queremos estar.

El mundo es también un cuarto cerrado, y que la interacción de nuestras energías lo llevan por el universo. Sin rumbo, sin destino, quién sabe. Lo cierto es que nada es más simple. Si das amor, amor te retribuirán. Vale la pena pecar de ingenuo, como sea que fuere, las utopías más grandes descansan en las ingenuidades más ingenuas.

Sin vergüenza por emocionarme, adjunto "Todo se transforma", versión en vivo en Gijón, España.



Todo se transforma

Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.

Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.

Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería......

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.