lunes, 29 de septiembre de 2008

Lemon Tree

Desgraciadamente, hay situaciones donde tan solos nos sentimos testigos. Vemos, presentimos, negamos. Una negación que intenta protegernos, resguardarnos. Algunas características de cada situación más nuestro propio ser imposibilitan, o dilatan, nuestra intervención. Quedamos fuera, apartados sin quererlo pero finalmente sin intervenir. Así son las circunstancias. El desconocimiento, o negación inconsciente, nos enfrenta luego con nuestra inacción o nuestro accionar en otro sentido. Los significados de las palabras responsabilidad y culpa nos abordan, se cuelan por los poros y nos encienden fogatas en el pecho. Nos quemamos por dentro, lava ardiente recorre por nuestras venas. Ni el cuerpo ni la razón nos obedecen. El dolor y la impotencia se esparcen, se anidan, se enquistan. Son rápidos, voraces. El fuego arde.

Además, alimentamos ese fuego con leños secos de olvido y empapados de recuerdos. Todo quema, la memoria se transforma en combustible, los recuerdos avivan la llama. Intentamos, con llanto y lágrimas, apaciguarlo, frenarlo, apagarlo. Todo parece inútil. Es inútil. Vamos hacia atrás, desandamos el camino en búsqueda de porques y de razones. Nos encontramos ante nuestro dolor. Imposible esquivarlo. De lograrlo, volverá por nosotros más adelante. Entonces, probamos con enfrentarlo. Vencerlo es una utopía que agiganta al fuego. Y quema, quema como si todos los bosques hubieran sido talados para incinerarnos, para sofocarnos, para destruirnos.

El camino del porque es infinito. Los adoquines que lo han formado llegan, no sólo desde lugares distantes, sino que también de sitios cercanos. Tiempos y espacios que formaron un entramado en forma de telaraña, lleno de intersecciones, como los afluentes de un gran río. Todos hemos depositado nuestra roca en el sendero que te enfrentó con tu destino. La suma de circunstancias parece conspirar en tu contra. O quizá, si pudiéramos despegarnos de todas nuestros preconceptos, el empedrado recorrido te ayudó. Cada piedra es parte del camino. Las piedras son de muchos colores y diferentes intensidades. Cada uno tiene su tintero y lo llena con las tintas que le es posible. Llenar el tintero de los demás no tiene sentido.

Los impulsos son decisiones en micro-momentos. Las consecuencias posteriores, generalmente, son desatendidas. Se opta por lo inmediato, por el momento. Un juego macabro en donde se elige con el peso de la historia, siempre con mayor incidencia de los momentos no tan felices y más dolorosos. Un sinfín hacia atrás al que es necesario terminar. Hacia adelante, el impulso nos libera de la obligación de combatir los momentos no tan felices y más dolorosos. Cuando tu camino estuvo terminado, te fuiste en un impulso.

Mi tintero tiene esta tinta con la que pinté mis piedras. Hoy, tarde para torcer el sendero, apenas tengo fuerzas para trazar las palabras perdón y gracias. Perdón por no haber entendido nuestro andar. Dimos muchos pasos juntos. A veces yo iba delante y vos queriendo ir hacia otro lado. Tuvimos nuestras paradas, nuestros descansos, nuestros recreos. Me avisaste que no debíamos ir por donde íbamos. Perdón por no haberte escuchado lo suficiente. Otras veces caminamos sobre nuestras lágrimas. Por suerte, también festejamos algunas sonrisas. El gracias es por haberme enseñado. Me enseñaste a ser un buen hermano. No sé si aprendí por completo. Entiendo que no, nunca nos sentimos completos. Nunca me sentiré completo.

Todos los que te conocen y que te quieren siente el calor de la fogata, arrojan algún leño, pusieron alguna piedra y, sin dudas, cargan su tintero. Te liberaste de tu dolor. Te fue imposible imaginar que el día amanecería despejado, claro, celeste. Tal vez, podríamos haber trazado el croquis de otra ruta, de otro devenir. Pero, en la sombra de la noche, elegiste volar. El viento se quedó con tu sonrisa. Cuando apague mi fuego, cuando no lo alimente con más leños, cuando haya entendido cómo puse mis adoquines, tomaré tu sonrisa de la primavera y con la última gota de mi tintero escribiré que te recordaré con alegría.




Lemon Tree - Fool's Garden

I'm sitting here in the boring room
It's just another rainy Sunday afternoon
I'm wasting my time
I got nothing to do
I'm hanging around
I'm waiting for you
But nothing ever happens and I wonder

I'm driving around in my car
I'm driving too fast
I'm driving too far
I'd like to change my point of view
I feel so lonely
I'm waiting for you
But nothing ever happens and I wonder

I wonder how
I wonder why
Yesterday you told me 'bout the blue blue sky
And all that I can see is just a yellow lemon-tree
I'm turning my head up and down
I'm turning turning turning turning turning around
And all that I can see is just another lemon-tree

I'm sitting here
I miss the power
I'd like to go out taking a shower
But there's a heavy cloud inside my head
I feel so tired
Put myself into bed
Well, nothing ever happens and I wonder

Isolation is not good for me
Isolation I don't want to sit on the lemon-tree

I'm steppin' around in the desert of joy
Baby anyhow I'll get another toy
And everything will happen and you wonder

I wonder how
I wonder why
Yesterday you told me 'bout the blue blue sky
And all that I can see is just another lemon-tree
I'm turning my head up and down
I'm turning turning turning turning turning around
And all that I can see is just a yellow lemon-tree
And I wonder, wonder

I wonder how
I wonder why
Yesterday you told me 'bout the blue blue sky
And all that I can see, and all that I can see, and all that I can see
Is just a yellow lemon-tree