Monotonía sería hacer siempre lo mismo, postear canciones de un mismo autor. Pero habría una posibilidad de hacer lo mismo pero descubriendo cosas nuevas, sentimientos, porqué no fracasos que fundan el temple.
Por estos días toda el agua del charco que separa Buenos Aires de Montevideo se me cae encima. Me ahoga y me sucumbe a las oscuridades de las barrosas aguas del río. Se trata de una nueva asignación, como si no pudiera tratarse de otro tema que no fuera laboral.
Sigo en lo mismo, haciendo lo mismo, pero descubriendo cuestiones diferentes. La posibilidad que me regalo de una retroalimentación autodidacta, haciendo lo que digo y diciendo lo que hago.
Pero el viento del este sopla fuerte con el empuje del sur. Es la sudestada que todo se lo lleva, dejando las penas, el olvido y la resignación. Pero no siento ni pena ni olvidos, y hace años que peleo una lucha sin campo, sin armas, y con altanía en nunca dejarme abondonar a las sombras oscuras de la resignación.
Ser feliz es lo "único" que puede pedir un hombre. Y eso pido para mí. Y cuando se viene toda el agua, como empujada por la fuerza de un dique quebrado, o de un torrente en alud, aparece una canción, y la escucho y la tomo propia.
En mis nuevas asignaciones sigue Uruguay, cruzo el charco y tomo la melodía de u exponente charrua, que canta con simpleza cosas que me emocionan. No podemos perder el norte, ni estando bajo agua. Y en mi norte simpre estás vos, por eso donde tú estás, yo tengo el norte.
Transporte
Desde ahora mismo y aquí
hacia donde quiera que estés,
parte de mi alma
parte a tu encuentro.
Sabes que te llevo dentro mío
igual que yo sé que tu me llevas dentro.
Se trata de un leve pulsar
que se abre camino hacia tí
cruzando las estaciones, constelaciones,
los momentos.
Digo que esta vida es llevadera
sólo porque sientes tú
lo que yo siento.
Donde tu estás
yo tengo el Norte,
y no hay nada como tu amor
como medio de transporte.
En este instante,
precisamente,
más canto y más te tengo yo
presente,
más te tengo yo presente.
Por estos días toda el agua del charco que separa Buenos Aires de Montevideo se me cae encima. Me ahoga y me sucumbe a las oscuridades de las barrosas aguas del río. Se trata de una nueva asignación, como si no pudiera tratarse de otro tema que no fuera laboral.
Sigo en lo mismo, haciendo lo mismo, pero descubriendo cuestiones diferentes. La posibilidad que me regalo de una retroalimentación autodidacta, haciendo lo que digo y diciendo lo que hago.
Pero el viento del este sopla fuerte con el empuje del sur. Es la sudestada que todo se lo lleva, dejando las penas, el olvido y la resignación. Pero no siento ni pena ni olvidos, y hace años que peleo una lucha sin campo, sin armas, y con altanía en nunca dejarme abondonar a las sombras oscuras de la resignación.
Ser feliz es lo "único" que puede pedir un hombre. Y eso pido para mí. Y cuando se viene toda el agua, como empujada por la fuerza de un dique quebrado, o de un torrente en alud, aparece una canción, y la escucho y la tomo propia.
En mis nuevas asignaciones sigue Uruguay, cruzo el charco y tomo la melodía de u exponente charrua, que canta con simpleza cosas que me emocionan. No podemos perder el norte, ni estando bajo agua. Y en mi norte simpre estás vos, por eso donde tú estás, yo tengo el norte.
Transporte
Desde ahora mismo y aquí
hacia donde quiera que estés,
parte de mi alma
parte a tu encuentro.
Sabes que te llevo dentro mío
igual que yo sé que tu me llevas dentro.
Se trata de un leve pulsar
que se abre camino hacia tí
cruzando las estaciones, constelaciones,
los momentos.
Digo que esta vida es llevadera
sólo porque sientes tú
lo que yo siento.
Donde tu estás
yo tengo el Norte,
y no hay nada como tu amor
como medio de transporte.
En este instante,
precisamente,
más canto y más te tengo yo
presente,
más te tengo yo presente.