La música, como toda expresión del arte, reconforta el alma y baila con las emociones. Lo que emociona es lo que importa, lo que trasciende, lo que nos pinta como somos.
Compartir, desnudar el corazón y mostrar el alma, ofrecerse, pensar o reflexionar.
Ser, nadie en especial, y especial para quien de este modo lo sienta.